(La duda declarada, 1)
ēgm.
ēgm.
.
Ahora abrimos.
Partetrés.
Entre mayo ochenta y ocho,
tres mil ciento ochenta y ocho,
y hacia marzo dos mil cuatro
o abril en tres mil siete,
ven y vete;
pártete en tu partetrés.
A las cuatro y a las tres.
Va! Que vuelve el bululú
enredando laberintos,
retorciendo en espirales,
desiguales e indistintos
mundos mondos e irreales
para que los cates tú.
Bobo, vuelve el bululú.
Digo: Hopo!
mirando al suelo.
Os nosos ósos.
Aquí están los huesos nuestros
esperándose a los vuestros.
Nuestros huesos.
Digo: Fluxia!
Cuando el cuero y la coleta.
Animalizándome.
Deseando que el deseo
me mantenga fiero y feo.
Sí, tan Fluxia,
con tus líneas contundentes.
Dices: Tómate estos tres!
Animalizándome.
Desde el ocaso hasta el fin,
tan rotunda y tan morbosa
con el tallo de la rosa
en el cáliz del jazmín.
Tú, tan Fluxia.
Digo: Hopo!
Y, en un momento,
algo ha pasado;
tengo el recuerdo de un sueño
que no he rozado,
siento el contacto de un cuerpo
que nunca he visto
y a veces vuelo
bajo mis pies el abismo
del sol y el cielo.
Algo ha pasado
mientras, enmimismado,
miraba al suelo.
Calma cónica,
todos los rumbos perdidos;
viviendo lento
pero en la máxima velocidad.
Ardiendo lento.
Porque te deseo, te tengo;
porque te tengo, te deseo.
Mais, l'amour il est en fuite.
Hadalidad:
Hipopótamos hambrientos
muriendo lentos
bajo la máxima velocidad.
Y los esquimales juegan
al juego de nueve en raya
en el hielo del glaciar
o en la arena de la playa,
y tú no sabes jugar.
En la piedra asoleada
de la rocosa montaña
solo el lagarto habló:
La soberbia es el defecto latente
en toda persona inteligente.
Inverosímil, S. A.
y otras empresas del sector.
E estes son os nosos ósos,
polos vosos,
agardando polos vosos,
nosos osos.
Mudo, el lagarto habló.
El deseo
que alimenta el deseo,
que multiplica el deseo,
burn, baby, burn,
retroalimentándose de deseo.
Muerdo otoños, nado inviernos;
cruzo avernos.
Cuanto más tengo, más quiero;
cuanto más quiero, más deseo.
Burn burn, babe, burn,
sintiendo la maldición
que arde arde y arde.
Y el deseo fiero y feo.
Baby Burn.
Nada de nada.
En la montaña,
qué diferencia a la perdiz
del cazador?
Que uno debe vivir
por necesidad
y el otro quiere matar
sin necesidad.
En la batalla,
qué diferencia al soldado rojo
del otro soldado azul?
Nada de nada.
Nada: ambos son soldados;
luchan y mueren por nada.
Pero el rey rojo y el rey azul
se enemistaron por naderías,
quizá por alguna mujer,
y decidieron marchar a la guerra
y hacer que sus soldados
se mataran entre sí.
Nada de nada por nada.
Mientras, aquella mujer,
quizá no la hubo,
se iría con el rey blanco
un día blanco de primavera;
y a lo mejor fue feliz,
sin comer ni una sola perdiz.
Y, en el momento,
puede que algo haya pasado.
Y en un instante,
lo digo pronto:
Te crees acaso inteligente?
Eres tan tonto,
y es evidente,
como tontos creas a los demás.
Eso hallarás.
Mais mira como bailan
os peixes polo río,
e míraos como bailan
e non sinten o frío.
Burn, baby, burn.
Pues así cuentan que obró Menelao:
que cuando vio las manzanas de Helena,
desnuda ante él,
la espada arrojó muy lejos de sí.
Cuentan que así actuó Menelao;
y acaso que alzó su ardiente daga
para clavarla en lo más profundo
del profundo corazón de Helena,
la de níveos brazos y luengo peplo,
divina entre las mujeres.
Babe Burn.
Dame estos otros tres.
Con tus contundentes líneas.
Reflexionando en el vuelo,
inflexionando el deseo;
quiero y veo.
En tu flujo, Fluxia, fluyo.
Dame otros tres otra vez
…
Partetrés.
Entre mayo ochenta y ocho,
tres mil ciento ochenta y ocho,
y hacia marzo dos mil cuatro
o abril en tres mil siete,
ven y vete;
pártete en tu partetrés.
A las cuatro y a las tres.
Va! Que vuelve el bululú
enredando laberintos,
retorciendo en espirales,
desiguales e indistintos
mundos mondos e irreales
para que los cates tú.
Bobo, vuelve el bululú.
Digo: Hopo!
mirando al suelo.
Os nosos ósos.
Aquí están los huesos nuestros
esperándose a los vuestros.
Nuestros huesos.
Digo: Fluxia!
Cuando el cuero y la coleta.
Animalizándome.
Deseando que el deseo
me mantenga fiero y feo.
Sí, tan Fluxia,
con tus líneas contundentes.
Dices: Tómate estos tres!
Animalizándome.
Desde el ocaso hasta el fin,
tan rotunda y tan morbosa
con el tallo de la rosa
en el cáliz del jazmín.
Tú, tan Fluxia.
Digo: Hopo!
Y, en un momento,
algo ha pasado;
tengo el recuerdo de un sueño
que no he rozado,
siento el contacto de un cuerpo
que nunca he visto
y a veces vuelo
bajo mis pies el abismo
del sol y el cielo.
Algo ha pasado
mientras, enmimismado,
miraba al suelo.
Calma cónica,
todos los rumbos perdidos;
viviendo lento
pero en la máxima velocidad.
Ardiendo lento.
Porque te deseo, te tengo;
porque te tengo, te deseo.
Mais, l'amour il est en fuite.
Hadalidad:
Hipopótamos hambrientos
muriendo lentos
bajo la máxima velocidad.
Y los esquimales juegan
al juego de nueve en raya
en el hielo del glaciar
o en la arena de la playa,
y tú no sabes jugar.
En la piedra asoleada
de la rocosa montaña
solo el lagarto habló:
La soberbia es el defecto latente
en toda persona inteligente.
Inverosímil, S. A.
y otras empresas del sector.
E estes son os nosos ósos,
polos vosos,
agardando polos vosos,
nosos osos.
Mudo, el lagarto habló.
El deseo
que alimenta el deseo,
que multiplica el deseo,
burn, baby, burn,
retroalimentándose de deseo.
Muerdo otoños, nado inviernos;
cruzo avernos.
Cuanto más tengo, más quiero;
cuanto más quiero, más deseo.
Burn burn, babe, burn,
sintiendo la maldición
que arde arde y arde.
Y el deseo fiero y feo.
Baby Burn.
Nada de nada.
En la montaña,
qué diferencia a la perdiz
del cazador?
Que uno debe vivir
por necesidad
y el otro quiere matar
sin necesidad.
En la batalla,
qué diferencia al soldado rojo
del otro soldado azul?
Nada de nada.
Nada: ambos son soldados;
luchan y mueren por nada.
Pero el rey rojo y el rey azul
se enemistaron por naderías,
quizá por alguna mujer,
y decidieron marchar a la guerra
y hacer que sus soldados
se mataran entre sí.
Nada de nada por nada.
Mientras, aquella mujer,
quizá no la hubo,
se iría con el rey blanco
un día blanco de primavera;
y a lo mejor fue feliz,
sin comer ni una sola perdiz.
Y, en el momento,
puede que algo haya pasado.
Y en un instante,
lo digo pronto:
Te crees acaso inteligente?
Eres tan tonto,
y es evidente,
como tontos creas a los demás.
Eso hallarás.
Mais mira como bailan
os peixes polo río,
e míraos como bailan
e non sinten o frío.
Burn, baby, burn.
Pues así cuentan que obró Menelao:
que cuando vio las manzanas de Helena,
desnuda ante él,
la espada arrojó muy lejos de sí.
Cuentan que así actuó Menelao;
y acaso que alzó su ardiente daga
para clavarla en lo más profundo
del profundo corazón de Helena,
la de níveos brazos y luengo peplo,
divina entre las mujeres.
Babe Burn.
Dame estos otros tres.
Con tus contundentes líneas.
Reflexionando en el vuelo,
inflexionando el deseo;
quiero y veo.
En tu flujo, Fluxia, fluyo.
Dame otros tres otra vez
…
___
Santa Rosa, Barcelona. Noviembre 2008
referencias
Pues así cuentan que obró Menelao: Aristófanes, Lisístrata
la de níveos brazos y luengo peplo / divina entre las mujeres: Homero, Ilíada III, 121 / 228
palabrario
bululú: Farsante que antiguamente representaba él solo, en los pueblos por donde pasaba, una comedia, loa o entremés, mudando la voz según la calidad de las personas que iban hablando. (DRAE) hadalidad: (ē) Cualidad y circunstancia de todo aquello relacionado con las hadas.
êimágenes
1. Laberinto de la catedral de Chartres (1205), según dibujo de Cedric Zoppolo 2. Acertijo de los nueve puntos; parece ser que los esquimales lo resuelven con más facilidad que los occidentales. 3. Placa en la entrada del cementerio de Trobo, ayuntamiento de Begonte: "Aquí están nuestros huesos aguardando a los vuestros". (Foto Paulo Naseiro, en avozdevilalba.blogspot.com) 4. 'Tablero de ajedrez imposible' (Das gekrümmte Schachbrett), Sandro Del-Prete, 1975. A través de Epsilones 5. 'Menelao y Helena'. Cratera ática de hacia 440 ac. (Toledo Museum of Art, Ohio, EUA.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario