15/4/10

Dos poemas de Zbigniew Herbert

(1924-1998)


Secuoya


Góticas torres de acículas en el Valle del Torrente,
no lejos de Monte Tamalpais, donde al alba y al atardecer,
densa la niebla como oceánicos ira y arrobamiento,
en esta reserva de gigantes enseñan un árbol cortado,
éneo tocón de Occidente,
de vetas desmesuradamente regulares, como círculos en el agua.
Y algún perverso inscribió aquí las fechas de la historia humana:
A una pulgada del centro del tocón, el incendio de la lejana Roma de Nerón;
en la mitad, la batalla de Hastings, la expedición nocturna de los drákkars,
el pánico de los anglosajones; la muerte del desdichado Hárold
está referida con la ayuda de un compás;
y finalmente, aquí, en la orilla de la corteza, el desembarco de los aliados en Normandía.

El Tácito de este árbol era un geómetra; no conocía adjetivos,
no conocía la sintaxis que expresa terror, no conocía ninguna palabra.
Así que contó, añadió siglos y siglos, como queriendo decir que no hay nada
salvo nacimiento y muerte, nada salvo nacimiento y muerte, sólo nacimiento y muerte.
Y en el interior, la cruenta pulpa de la secuoya.



Lo que piensa don Cógito del infierno

zbigniew herbert
El más bajo círculo del infierno, contra la opinión generalizada, no lo habitan ni déspotas, ni matricidas, ni quienes rondan tras el cuerpo ajeno. Es el asilo de los artistas, lleno de espejos, instrumentos y retratos. A primera vista, la más confortable sección del infierno, sin alquitrán, fuego o torturas físicas.

Todo el año se celebran aquí concursos, festivales y conciertos. No hay temporada alta. El lleno es permanente y prácticamente absoluto. Cada trimestre surgen nuevos rumbos y, según parece, nada está en disposición de detener el triunfal avance de la vanguardia.

Belcebú ama el arte. Se jacta de que sus coros, sus poetas y pintores ya casi sobrepujan a los celestes. Quien tiene el mejor arte tiene el mejor gobierno, por supuesto. Pronto podrán medirse en el Festival de los Dos Mundos. Y entonces ya veremos qué queda de Dante, Fra Angélico o Bach.

Balcebú apoya el arte. Asegura a sus artistas paz, buena pitanza y estricto aislamiento de la  vida infernal.

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Zbigniew Herbert, Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas. Traducción de X. Ballester. Hiperión, 1993/2008
w Z. Herbert en
wikipedia

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