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En el próspero tiempo las serenas
plañen e lloran recelando el mal;
en el adverso, ledas cantilenas
cantan e atienden el buen temporal.
Mas, ¿qué será de mí, que las mis penas,
cuitas, trabajos e langor mortal
jamás alternan nin son punto ajenas,
sea destino o curso fatal?
Mas enprentadas el ánimo mío
las tiene, como piedra la figura,
fixas, estables, sin algún reposo.
El cuerdo acuerda, mas non el sandío;
la muerte veo e non rae do cura:
¡Tal es la llaga del dardo amoroso!
En el plácido tiempo las sirenas
gimen y lloran presintiendo el mal;
en el adverso, alegres cantilenas
cantan y esperan pase el temporal.
Mas, ¿qué será de mí, que estas mis penas,
daños, pesares, palidez mortal
jamás varían ni son nunca ajenas,
sea el destino o un camino fatal?
Pero grabadas el alma y mi mente
las tienen, como piedra la figura,
fijas, estables, sin ningún reposo.
El cuerdo cambia, mas no el demente;
la muerte veo y no aflige si cura:
¡Tal es la herida del dardo amoroso!
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8Biografía de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana y Sonetos fechos al itálico modo en revistakatharsis
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