15/12/09

Cosas que saben los muertos

ēgm.

Canta el pájaro insomne
en los zarzales;
corre el río y se escurre
de los pinares.
Cubre una nieve blanda
de madrugada
la hierba y los peñascos
en las quebradas.

Mudo, guarda el sendero
cosas que sabe;
quieta, la encina espera
que el muerto hable.
Corta el frío en las hojas
a cuchilladas,
vuelve el viento a los montes;
la noche amaina.

Trina el pájaro oscuro
vagos pesares
mientras lánguida el alba
su mano abre:
cuenta desde su abrigo
la última lágrima
con estridente trino
y luego calla.

Cae un silencio intenso
sobre los valles
y la espesura hermética
de los pinares;
crece con miedo y sueño
helada calma,
teme al silencio el pájaro
que antes cantaba.

Curvan sombras inciertas
de caminantes
por el sendero viejo,
foscas, variables.
Cuántas hojas cayeron
con la nevada
como grumos negruzcos
de sangre ácida?

Campos y pinos pronto
verán radiante
sol y luz incendiada
abriendo el aire,
cantos y trinos pronto,
tierna tronada,
aturdirán los valles
y las cañadas;

casi, pero ahora mismo,
en este instante
de penumbra y tiniebla,
de luz fluctuante,
cruel un terror inmenso
pleno de nada
ha aprisionado al mundo
con muda garra.

Quiebran por el sendero
los caminantes;
vienen dos, tres, al suelo.
El grito arde.
Cuántos grumos cayeron
de sangre amarga
como ramas podridas
con la nevada?

Calla el sendero cosas
que nadie sabe;
quiere la encina en vano
que el muerto hable.
Cose el reloj las nueve,
del tiempo araña.
Guardias civiles brindan
con limonada.
___
Santa Rosa, Barcelona. Diciembre 2009. m: 7/5×8
(En el seno traspasado de Santa Rosa dormida)

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