En la oscuridad llueve.
El tiempo es un ciclo renovador.
La noche nos ahoga
pero el semen cae en el agua
y se va a las turbias alcantarillas.
La distancia nos une ahora.
El pacto acordado es no hablar
ni mostrar ningún sentimiento
hacia el ajeno exterior.
Lluvia menuda de julio.
Tú sabes quien soy yo;
yo sé quien eres tú.
Esta es la verdad superior
que es necesario saber
pero no dar a conocer.
Semen sobre la lluvia;
alimento para las ratas.
Voces de borrachos en la calle.
Ritos antiguos regenerados.
Sincronizamos el orgasmo
en el cómplice ordenador.
Llueve en la madrugada
y las voces se alejan
y la calma desciende con la lluvia
y el rito se consuma
y en un instante multicolor
muere repentina la indecisión.
Luego somos dos vagabundos
que se reconocen lejanamente
en una plazuela al amanecer.
Llueve por ti y por mí.
Pero fingimos no conocernos
mientras miramos las flores marchitas
junto a los bancos del jardín.
Escampa. Ha pasado otra noche
y el día no será mucho peor.
Perros ladran en los foros.
Presuntos poetas pintan poéticas.
Pero sabemos, tú y yo,
el resorte escondido del silencio.
Tu madre sale para misa
y yo apago el ordenador.
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Santa Rosa, Barcelona. Enero 2011
ê Imagen: Graffiti en Barcelona, 23/2/08
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