29/5/08

Tres mil años después


no ayer te hallé ni hoy
o no te encuentro
jamás ni salgo o entro
que ya no voy
ni nunca doy ni soy
mas duele y teme
que entre sus garfios heme
si nunca soy
pues


Cuando el buzo te encuentre semioculta en la arena,
añorando en tu seno algún vino de Tasos,
para siempre perdido, o perfumes o aceite
desde Creta o de Siria o de Egipto fletados,
o acunando un tesoro que hizo pobre a su dueño…

cuando el buzo te atrape dormitando entre algas,
con sus focos y garfios y sus cuerdas de nailon;
cuando el buzo te lleve, dile adiós a los peces,
a las bellas nereidas, a la arena y al mar
que jamás en tu boca volverá a entretenerse.

Cuando el buzo te encuentre, caerás en las manos
de la ciencia estudiosa, gustadora de enigmas,
y serás escrutada, sopesada, archivada
y al final engullida por el vientre insaciado
de un vetusto museo: una más entre mil,

y entre pecios diversos, vasos yelmos estatuas,
servirás, seca, en tierra, bajo un vidrio estancado,
de atracción de turistas fatigados y ausentes,
yacerás despojada sin más mar en tus asas
y sin algas ni estrellas, sin azul, sin sirenas…

Cuando el buzo te encuentre, duele, ánfora, y teme.
Y recuerda las sombras, cuando el buzo te encuentre.

si te viene a buscar
torva la suerte
exánime e inerte
sueña en soñar
cuando el buzo en el mar
trabe tus asas
en la red de las nasas
deja tu azar

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(A Pobra do Caramiñal, 1994 / Barcelona, 1997 / 23.07.05. m: 7/7×5)
«En los museos duerme la historia, y los despojos desenterrados de reyes, damas y de guerreros sufren un tiempo que ya no es suyo y no descansan en el lugar que les reclama y les pertenece.» Fragmento del discurso pronunciado por el ilustre profesor Zun Qeiro ante la Academia de Ciencias de la Historia del Espaciotiempo de Ai.
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