16/6/09

Ni nunca o no

(Hojas de hiedra, 40)
ēgm.


.
Y digo: Y negro!
Ni nunca o no.
Este teórico color.
Enrique por el mundo de las camas.
Enrique por el mundo de los muertos
y los periódicos abandonados.
Enrique en la hormiga, en el mar
y en los ojos vacíos de los pájaros.
Y el río en que me asumo.
Orad, llorad.
Rezad por Guiterriez,
ávido de velocidad y fuerza.

El que suele confudir
embrague y acelerador.
El cazador de nubes,
cúmulos cerros estratos,
y vientos de temporal.
Todo eso y más, Miranda;
pero, cómo vive aún en tu mente?
qué más ves en el oscuro pasado
y en el abismo del tiempo?

Llorad, callad.
Que el agua debe girar,
la tierra debe fluir,
el sol cegar, el viento huir.
El ojo debe incendiar.

Calíope llama:
Despierta y escribe.
Bebe otro vaso de vino;
fuma otra pipa de yerba.
Cuadra tu círculo.
Corre en el llano, trepa en el risco,
vuela en el mar.
Calíope canta:
Muerde y escucha:
Sufre si quieres cantar.

Parece que crece
el desierto zanquiabierto
mano arco flecha y blanco
cuarzo conchas y cristales
sal y tiempo
gélido viento letal
en la profunda humedad
de la umbría
las auroras cenitales
sierpe rodeando el mundo
donde se olvida el olvido
falo erecto en la ladera
entre los brillos del alba
y la profunda caverna del oso
donde el fuego se concentra
hiedra del tiempo
alacrán de los silencios
en este y cualquier universo
sobre los dedos del mar
con las pelotas peladas
nieve marina
hojas de hiedra que el viento abraza
pero no roza
gritos de espectros y llantos que ahoga
la tempestad
blanco semen blanca sal
llama que llama a otro puto poema
viene el monstruo de tus sueños
vortigirando en la noria
lluvia que oblicua y paciente
oculta el arcano al caer
y algas y hongos y musgos
tibio temblor de colibrí
el rastro indeciso de la culebra
tiniebla velada en la oscuridad
el susurro de la niebla
a los tojos y el brezal
hilos de aliento del viejo dragón
en el confín del sinfín de universos
entrando entrando y entrando
en la coriácea epidermis
de los sueños del tiempo
juega a este juego no hay otro
sobre el azul del maizal
ciego reflejo que deja en los ojos
el resplandor
de catorce mil millones de años
de oscuridad
en el pasmo del orgasmo
en las olas difluyentes y espirales
y los vientos de temporal.

Dime: Hoc!
Parece que crece
mi tormenta de menta
en tu boca de moka,
y me late el chocolate
sobre el pastel de tu piel,
y me bajas a las pajas
y me subes a las nubes
de tu franja de naranja,
de tu fresa tan espesa
con limón al alimón.

Nada termina. Nada comienza.
Trozo de noche que sobre la luna
brilla en un dedo.
Blanca
como luna clara;
sortija de plata blanca.
Sortija de piedra negra,
como un luto, ciega;
Negra.
Trozo de noche
que, como la luna, brilla en un dedo.
Mira el anillo en tu dedo.

Y me aumenta la tormenta
y se crece y me recrece,
y te late el chocolate,
y me explota la compota
de madura confitura
y batidos coloridos
en el pastel de tu piel,
por tu franja de naranja,
por tu fresa tan espesa
de naranja al alimón.
Digo: Hac!

Resplandeces.
Y me subes donde sabes
y me bajas a los bojes,
me desciendes tus pendientes
y me alzas a los dulces,
me revuelas las ciruelas
de las nubes de limón.
Oh! Reine-Claudie,
jo t’estim pel dematí;
oh, petita pruna,
jo t’estim sota la lluna.

En tus dulces de limón.

Resplandeces,
soy tu sol?
Triza la traza que abraza.
Lágrimas, semen, saliva;
vano fluido vital.
Y simples trazos trazados
sobre el cuadro de un papel.
Bajan los muertos vivientes.
Superhombre en pasillos de hotel;
superputa en la acera del parque.
Ni ella o él.

Moriréis sin comprender
de qué hilos se teje la vida:
andaréis
sin seguir ningún camino,
oiréis
sin haber nunca escuchado,
hablaréis
sin decir más que palabras,
bailaréis
sin sentir salvaje el ritmo,
follaréis
sin saber lo que es el sexo,
miraréis
sin jamás ver los abismos;
moriréis
sin saber qué fue la vida.
Y ella y él.

Ladro, digo: Ron!
Que mi E dice: Acabando!
Y ahora o sí,
o hacia marzo dos mil siete.
Mirad a Miranda;
orad, rezad por Gutiérrez,
ЕНРИКЕ,
ávido de fuerza y velocidad.
Buscaba en los versos verdades.
Y en los oscuros abismos del Tiempo.

Y, amaréis?
Mirad; oíd.
Calíope clama.
Se venía, se me iría;
por los dólmenes ardiendo
se me irá
.

___
referencias
Enrique por el mundo de los muertos: F. García Lorca, Fábula y rueda de los tres amigos [ver entrada]
Rezad por Guiterriez: T.S. Eliot, Animula [ver
nota]
Todo eso y más, Miranda: W. Shakespeare, The tempest (La tempestad), I, II [ver
nota]
Nada termina. Nada comienza: G. Apollinaire, Les collines [ver nota]
Oh! Reine-Claudie: I. Cerro Valero, La reina de las ciruelas [ver nota]
Buscaba en los versos verdades: E. Gutiérrez, Fragmentos de un fractal, E.G.M. [ver
nota]

palabrario
tojo: Aulaga o árgoma; planta de un metro a dos de altura, espinosa, con hojas lisas terminadas en púas y flores amarillas. trizar: Hacer trizas. vortigirar: (ē) Girar como un vórtice, como un remolino. zanquiabierta-o: (ē) Que tiene abiertas o separadas las piernas.
.
imágenes:
1. Calíope, "la de hermosa voz", musa de la elocuencia y la poesía épica; grabado de 1669 en
cervantesvirtual.com 2. Jörmungandr o Jormungander, la serpiente que rodea el mundo en la mitología nórdica. 3. Mata de tojo en flor sobre el mar de Mugardos, en sociedadpajaril.net 4. El anillo único. 5. 'The upgrader', a través de megustalomalo ilovebadthings.com 6. Dolmen de Kilclooney, Irlanda, en andalmundo trekearth.com

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