Celia Merlín
vino en un sueño
desde el confín
del sur porteño.
Llegó cantando
un sabio verso
dulce y fragante
de sal y sexo.
Potros salvajes
corrían frescos
por las orillas
del día inmenso.
Nuevos colores
vertía el cielo
sobre las calles
de un barrio eterno.
Llegó agitando
con breve gesto
una varita
de magia y viento.
El frío urbano
se hizo infierno
de blanca hierba
y rojos pétalos.
Ceniza en plomo
huyó gimiendo
y alzando olas
de oscuro fuego.
Celia Merlín
inventó el juego
del no te doy
ni me lo quedo.
Abrió la sangre
y pisó muertos
dejando rastro
de azules besos.
Brotaron lirios
en los paseos
y en los tejados
aulaga y muérdago.
Y una ave fiera
cernió su vuelo
sobre las selvas
del mundo quieto.
Posó sus alas
sobre los huevos
y agarró fuerte
todo mi nervio.
El rayo antiguo
prendió un incendio
con duro brazo
de puño eléctrico.
Sonaban rápidos
ritmos secretos
en la explanada
del grito abierto.
Potros salvajes
corrieron ciertos
las avenidas
del mundo quieto.
Con sed de siglos
iban mordiendo
cerveza y vino
en agua y hielo.
En la tormenta
de sal y sexo
murieron pájaros
sobre el mar seco.
Cayeron árboles
de troncos yertos
en los caminos
del firmamento.
Y el ave fiera
levó su vuelo
hacia otros astros
del universo.
Celia Merlín
se fue en el metro
hacia los túneles
mudos del tiempo.
Movió su vara
de magia y viento
y quebró el aire
todo del sueño.
Lo que me das
yo te lo entrego
y lo que doy
es lo que tengo…
Celia Merlín
se fue sin dueño
desde el confín
gris madrileño.
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Santiago / A Pobra do Caramiñal. Agosto 2010
ê Imágenes: Graffiti en Barcelona. Junio 2005
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