Percibes el fondo del ruido
y aun el rastro del silencio.
Hay un mono en ti
que te hace saltar,
te impulsa a correr y bailar.
Hay un mono en ti.
Frecuentas la sombra y lo húmedo,
y sabes temer,
y si debes huir a esconderte
del miedo que hiela las vísceras;
y sabes rugir.
Hay un mono en ti.
Intuitivamente
alcanzas a hallar soluciones
a dudas abruptas,
a pétreas contrariedades;
puedes meditar y calmarte.
Hay un mono en ti
que logra que cambies tus armas
por reflejos centelleantes,
alertas y fríos,
en la turbidez de tus ojos.
Consigues brillar.
Hay un mono en ti.
Si adviertes el peso del ruido
y aun la huella del silencio,
es el mono en ti;
el que te convence
de no volver tu mente atrás
si has de atacar.
Y hay un mono en ti.
La bestia violenta y atroz
que te salva de ser humano
—ese humano en ti—,
de ser solo civilizado.
Hay el mono en ti.
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Santa Rosa, Barcelona. Octubre 2010
ê Imagen: Mono-Dr. Hofmann, Bcn, 27/3/09
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