Me asombran los cuerpos sin esqueleto;
corro por carreteras sin señales,
bebo en los bares de los barrios pobres,
almuerzo en las tabernas más mugrientas,
me orino en las cabinas telefónicas
y beso a las princesas en sus torres.
Acampo en los desiertos y las islas,
camino los caminos sin camino,
escupo a los pies de los concejales
y lloro entre las piernas de las putas;
me consumo en el humo del incienso
y ardo en triviales gritos de soberbia.
Me asombran los caparazones huecos,
las calles de solares sin aceras,
me admiran los ejércitos de insectos
que anidan en las playas en verano;
recorro viejas rutas sin señales,
seduzco a los marinos en los muelles.
Indago entre los restos y excrementos
que dejaron las aves en las rocas,
presumo que los días del pasado
no son muy diferentes del futuro;
auguro que la mierda venidera
será tan pestilente como siempre.
Me admiran los fuegos artificiales,
el ruido de los disparos, los cláxones,
las manos recorriendo las espaldas
y los paneles de las autopistas,
los gestos ensayados de sorpresa,
los cuerpos sin esqueleto; me asombran.
Las palabras evisceradas.
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Eixample, Barcelona. Julio 2010
ê Imagen: Graffiti en Barcelona 18/06/05
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