27/8/09

Peregrino en yermo

ēgm.

Por las sendas del viento
camina lento
un peregrino absorto
en su tormento.

Aire de arena y polvo
en las pestañas;
por sus pulsos desnudos
corren arañas.

Páramo parco y seco
son él y el yermo;
alma sin sed ni calma,
hálito enfermo.

Reo de las pasiones,
once aguijones
clavan en su silencio
los escorpiones:

Uno por cada día
que abrió una herida,
otro por una noche
que hendió una vida.

Zarza, matojo y tojo
traban sus piernas;
su pensamiento agobia
hondas cavernas:

Grutas de pasos falsos
y desencuentro;
cíclicos laberintos
sin fin ni centro.

Por el erial del viento
camina y pena
túrbido peregrino
solo en su pena.

Salta, tropieza, cae.
Maldice y grita.
Busca entre los peñascos
alguna ermita.

Quiere la quietud tibia
que le consuele
del sufrimiento ansioso,
del mal que duele.

Por las cañadas cárdenas
baja la tarde:
sobre un sombrío otero
clara luz arde.

Trepa por la colina,
ánimo erguido,
hacia el granito antiguo
como ave al nido.

Arco de piedra arcaica
ante él se alza;
lanza atrás sus harapos
y se descalza.

Entra en el santuario
arrodillado.
Vierte entre sus paredes
placer licuado.

Cumple el ritual sabido
con recio empeño
y en la tibieza ambigua
consuma el sueño.

Duerme, rendido, en lecho
de paz oscura
bajo la dulce y firme
arquitectura.

Sueño consuma el tiempo.
Noche entre el día.
Rito, músculo y temple.
Cosmogonía.

Antes de que en la aurora
muerda la hora,
zarza, matojo y tojo
sin más demora.

                     * * *
Por los yermos del viento
camina absorto
un peregrino atento
al nuevo orto.
___
A Pobra do Caramiñal, agosto 2009. m: 7/5×4
êImágenes: Graffitis en Barcelona, 2005-2006
fear for free

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