Por las sendas del viento
camina lento
un peregrino absorto
en su tormento.
Aire de arena y polvo
en las pestañas;
por sus pulsos desnudos
corren arañas.
Páramo parco y seco
son él y el yermo;
alma sin sed ni calma,
hálito enfermo.
Reo de las pasiones,
once aguijones
clavan en su silencio
los escorpiones:
Uno por cada día
que abrió una herida,
otro por una noche
que hendió una vida.
Zarza, matojo y tojo
traban sus piernas;
su pensamiento agobia
hondas cavernas:
Grutas de pasos falsos
y desencuentro;
cíclicos laberintos
sin fin ni centro.
Por el erial del viento
camina y pena
túrbido peregrino
solo en su pena.
Salta, tropieza, cae.
Maldice y grita.
Busca entre los peñascos
alguna ermita.
Quiere la quietud tibia
que le consuele
del sufrimiento ansioso,
del mal que duele.
Por las cañadas cárdenas
baja la tarde:
sobre un sombrío otero
clara luz arde.
Trepa por la colina,
ánimo erguido,
hacia el granito antiguo
como ave al nido.
Arco de piedra arcaica
ante él se alza;
lanza atrás sus harapos
y se descalza.
Entra en el santuario
arrodillado.
Vierte entre sus paredes
placer licuado.
Cumple el ritual sabido
con recio empeño
y en la tibieza ambigua
consuma el sueño.
Duerme, rendido, en lecho
de paz oscura
bajo la dulce y firme
arquitectura.
Sueño consuma el tiempo.
Noche entre el día.
Rito, músculo y temple.
Cosmogonía.
Antes de que en la aurora
muerda la hora,
zarza, matojo y tojo
sin más demora.
* * *
Por los yermos del viento___
camina absorto
un peregrino atento
al nuevo orto.
A Pobra do Caramiñal, agosto 2009. m: 7/5×4
êImágenes: Graffitis en Barcelona, 2005-2006
fear for free
No hay comentarios:
Publicar un comentario